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Artículos año 2005
El pasado día 21 de agosto se inauguró oficialmente el nuevo terreno de juego del campo principal del Polideportivo Municipal. Ahora que han transcurrido algo más de veinte años desde la anterior transformación de ese mismo terreno, que comenzó siendo de arena para pasar entonces a serlo de césped natural y permanecer así hasta esta nueva reconversión, es una buena ocasión para hacer un balance de lo que ambas situaciones han aportado. Por aquel entonces, el llamado campo A dentro del Polideportivo ostentaba la supremacía de las instalaciones por dedicarse exclusivamente al fútbol, deporte mayoritario en su práctica y en su seguimiento, siempre al servicio de un club que, aunque privado, gozaba y sigue gozando de ese amparo y protección institucional que se transmite de forma real o velada de régimen en régimen, ya en dictadura como en democracia. Además de los partidos oficiales del primer equipo, el campo de arena permitía la existencia de una competición local de fútbol formada por diversos equipos de aficionados que poco a poco fue a menos, entre otras razones por la falta de medios y de atenciones de los dirigentes deportivos y llegó a su desaparición tras la plantación de césped natural del referido campo A, que hipotecaba la práctica del conjunto de usuarios siempre en aras de preservarlo para el Gimnástico de Alcázar. Ya entonces hubo voces y manifestaciones de personas y colectivos, entre los que yo me encontraba, que denunciamos la inoportunidad de aquella reforma y el escaso beneficio que produciría a la práctica deportiva de la población. El tiempo nos ha venido a dar la razón. El fútbol local aficionado no cuenta con ninguna competición adulta organizada. Todos los equipos de entonces desaparecieron o se reconvirtieron al fútbol-sala, auténtico beneficiado de la operación. La cantera está confinada dentro de una Escuela de Fútbol que termina exportando casi toda su producción a los pueblos de la comarca. La principal instalación ha sido infrautilizada durantes éstas últimas décadas en función de los intereses del club dominante y el único beneficio ha sido la mejor imagen para “la vista y el ornato” en palabras del concejal de deportes de aquella etapa. Ahora, casi un cuarto de siglo después y desde luego gracias a los avances técnicos y otros factores coyunturales, el césped artificial puede paliar en gran medida aquel desaguisado. Esta nueva instalación me parece una buena inversión porque permite un uso continuado, casi nulo mantenimiento y desgaste y un rendimiento para la práctica del fútbol muy similar al que ofrece la hierba natural, por lo que se pueden jugar partidos a lo largo de toda la jornada sin deteriorar el estado del terreno o bien dividirlo y dar paso a nuevas fórmulas organizativas como el fútbol – 7, muy indicado tanto para edades tempranas como para veteranos y, en suma, que bien gestionada, esta nueva reconversión puede conducir al efecto contrario de lo que se produjo entonces y es que la mayoría de aficionados al fútbol de la localidad y demás ciudadanía que contribuyen a mantenerla la disfruten con su práctica sin que los intereses del Gimnástico u otros equipos federados se vean afectados en sus calendarios de competición. Justo López Carreño Alcázar de San Juan, 30 de Agosto de 2005 |
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