Alberto Abengózar

     

Alberto Abengózar (Alcázar de San Juan 05-07-1989) es la última de las perlas futbolísticas que ha generado la cantera alcazareña y más en concreto, el Colegio de la Stma. Trinidad, esa institución de los PP. Trinitarios que, de modo casi desapercibido, va nutriendo de buenos deportistas al elenco de notables que destacan en sus respectivas especialidades.      

Alberto tuvo que decantarse también entre el fútbol o el baloncesto, como así ha sucedido con muchos otros anteriormente, que han sentido el regusto de ambas disciplinas pero que han tenido que optar por aquella en la que perciben más proyección. Y es que Alberto remonta sus primeros pasos deportivos a edades tan precoces que aún no hay competiciones organizadas y, sin embargo, ya reclamaba jugar en algún grupo con los promesas y benjamines de su colegio.      

Al tiempo que empezaba a destacar por su facilidad para marcar goles en el equipo del colegio, pasó a formar parte de la Escuela de Fútbol de su pueblo, dirigida entonces por Matías López y en la que le dejó una huella un tanto especial José Antonio Cuadra, uno de sus primeros entrenadores.      

Además, Alberto era de los que sentía la necesidad de acompañar a su padre y a su abuelo a ver los partidos del Gimnástico siendo un niño y, por ello, tiene grabado a fuego nombres como Pepe López, Cazalilla, Carlos Augusto o Monti, de quien no duda en decir que fue su primer ídolo y referente.      

También en su casa oía comentarios sobre jugadores alcazareños que habían llegado a Primera División como Rivas o Reces e incluso de algunos más lejanos en el tiempo como Jaro o Asensio, que como Alberto, jugó en el Albacete en 2ª División en los años cuarenta del pasado siglo, es decir, hace ya la friolera de sesenta años.      

Su facilidad para el gol le acompaña desde sus primeros pasos y él mismo se define como delantero rápido, incisivo, con facilidad para el desborde en los últimos metros y con tendencia a moverse desde la zona izquierda del ataque.      

Yo recuerdo, en la pasada temporada 2009 -2010, en la que fue cedido al Gimnástico tras su paso por el Getafe, la cantidad de goles que logró aprovechando balones largos que ganaba en velocidad a los defensas y transformaba colocando el balón en el ángulo preciso. Esta facilidad para el gol es una constante desde sus comienzos y prueba de ello es que su abuelo materno, Ramón, utilizaba pequeñas monedas para contabilizar los que marcaba en cada partido acumulándolas como señal. Pero Alberto es conocedor de que aún tiene cosas que mejorar, como el juego aéreo, con el que no se siente a gusto pese a tener una altura nada desdeñable.      

Su paso al Albacete Balompié en esta temporada 2010 – 2011 ha sido el principio de un salto de calidad esperanzador. Aún sigue siendo el máximo goleador en la Tercera División pese a estar a caballo entre esta categoría y la 2ª A con el primer equipo, en el que debutó frente al Rayo Vallecano en una jornada que no olvidará por el calor del público que le ovacionó repetidamente durante su actuación e incluso cuando se pensó que iba a ser sustituido por equivocación y rectificó ante los aplausos de los aficionados.      

Como no olvidará tampoco el primer gol logrado en la categoría de plata de nuestro fútbol, marcado de penalti en el histórico campo de Balaidos frente el Celta de Vigo cuando, ante el clamor de la afición local por la supuesta injusticia arbitral al decretar la pena máxima, Alberto tuvo el arrojo de pedir el balón a los otros tiradores veteranos como Sousa o López, y atreverse a tirarlo consiguiendo así un valioso empate para su equipo.      

En la actualidad Alberto se encuentra en la encrucijada de su carrera futbolística pues, a pesar de su juventud, es consciente de que una mala racha puede truncar sus expectativas. Por ello cursa estudios de Magisterio en la Universidad de Castilla La Mancha y reside, junto a otros jóvenes futbolistas, en la residencia que el Club albaceteño pone a su disposición.      

Sabe que tiene por delante un reto magnífico para dar un salto definitivo en su trayectoria como jugador y ha descubierto el cambio de intensidad, ritmo, rapidez de ejecución y otras variables que diferencian a las categorías superiores, pero también confía en sus posibilidades y se siente querido y valorado en el Albacete, porque ha encontrado un Club en el que desde el Presidente pasando por el entrenador y el conjunto de compañeros le muestran apoyo, diálogo y afecto permanente.

Justo López Carreño
Diciembre de 2010

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