Semblanza de Fernando Marín

F. Marín en las instalaciones del C.T. Intoma de Alcázar de San Juan en 1976.
Recibiendo un trofeo de manos de Juan Garrido Garrido, concejal de deportes del Ayto. de Alcázar de San Juan.
Eugenio Molina, Alcalde de Alcázar de San Juan le entrega el Trofeo Tenis Bosch de 1975 en las pistas de Intoma.
En las pistas municipales de Alcázar en 1976 junto a José Belló, Manuel Horta y José Bosch.
Recibiendo el Trofeo Bosch de 1979 de manos de José Bosch Vila de Intoma
Pista del Club Intoma. Con Pedro Bosch, Tomás Rivera y José Bosch.
Entre el Sr. Camacho y su padre el Sr. Marín en las instalaciones del Club Saga de Manzanares.
Impartiendo un curso de entrenadores regionales de fútbol en Campo de Criptana en 2001.
Formando parte del equipo de fútbol del INEF de Barcelona en un encuentro en Vichy (Francia).
Con el equipo del Club de Tenis de Alcázar junto a Santiago Cruz, Julio Cruz, Mónica Almodóvar y Santiago Leal.
En la sala de trofeos de su domicilio en Alcázar de San Juan en 1984.
En plena acción devolviendo una pelota de revés en el Master Provincial en Puertollano en 1987.
En el Gimnasio Atenas como monitor en 1984.
Flanqueado por Justo López Carreño y Antonio Martínez Melero, director del IES "Miguel de Cervantes" ante la placa del Pabellón.
Con su hijo Fernando y sus últimos compañeros de docencia, Quiterio Ruíz y Raúl Gómez.
Placa del Pabellón del Instituto "M. de Cervantes" dedicada a su figura en 2017.
Con Manolo Delgado recibiendo el Premio al Mérito Deportivo por su trayectoria.
     

EL TENISTA ALCAZAREÑO MÁS LAUREADO      

Seguramente no llegó a la cima nacional de este deporte, ni su figura sea reconocida en otros ámbitos que los locales y regionales, pero Fernando Marín ha sido, hasta la actualidad, el tenista alcazareño más laureado y el que ha conseguido, junto a otros pioneros de su etapa más brillante en los años setenta del pasado siglo XX, difundir un deporte hasta entonces desconocido y practicado por una minoría que apenas se daba a conocer por practicarlo en pistas privadas y sin ninguna estructura competitiva.      

Nacido en el seno de una familia de padre ferroviario y madre dedicada a las tareas domésticas, con el referente de su hermano Ángel, varios años mayor que él abriéndole camino en diversos frentes, Fernando viene al mundo en Alcázar de San Juan un 20 de septiembre de 1956. Aunque recuerda la afición de su padre por el fútbol y más en concreto por ser seguidor del Athletic Club de Bilbao, al que se desplazaba para ver en Madrid e incluso a la propia ciudad vasca en alguna ocasión, sin embargo Fernando refiere que fue su hermano, alumno de los trinitarios de Alcázar, quien le inculcó la afición y el deseo de hacer deporte, descubriéndole las ventajas que proporcionaba su práctica habitual. Ángel, en su condición de joven empleado de banca, que gozaba de un salario digno para la época, le permitió regalar a su hermano Fernando los materiales necesarios para la práctica deportiva y así completar su estímulo para consolidarla.      

Pero Fernando lo que recuerda vivamente es su periplo escolar que pasó de una primaria irregular en el Colegio Público “Santa Clara”, pasando por la Academia privada de Don Pedro Simón en la calle Corredera hasta que su madre contacta con la dirección del recién inaugurado Instituto “Miguel de Cervantes” y su directora, Mª Josefa Reyes, conocida como Doña Pepita, les anima para que se incorpore a su disciplina, pese a llevar dos años de retraso respecto al resto de compañeros, iniciando así el Bachillerato Elemental, que logra superar con una mención de honor por su rendimiento y después de que los años anteriores también habían sido de escasa brillantez. Fernando lo atribuye a unas palabras de su padre que le sirvieron como sentencia y revulsivo.      

De esta etapa también destaca su despertar a la práctica deportiva merced a la labor pedagógica del entonces profesor de E. Física, José Cerrato, que le influyó notablemente en su vocación como deportista y posteriormente como profesor. Inicialmente formando parte de un equipo de atletismo del propio Instituto, del que recuerda a compañeros como José Luis Pinar, Molina, José Mª Ropero,... con los que logró ser campeón provincial de cross y participar en el campeonato de España escolar de dicha modalidad. Más adelante, además de finalizar el bachillerato y de probar fortuna para ser empleado de banca en Madrid, decide presentarse a los recién creados I.N.E.F., primero también en la capital de España, en cuyas pruebas suspende, y después en el de Barcelona, que logra superar ingresando en la 2ª promoción de titulados por este centro. Gracias a una beca del gobierno de Cataluña pudo albergarse en la Residencia Blume y finalizar unos estudios que posteriormente le permitirían ejercer la docencia de la Educación Física durante toda su vida laboral. En dicha residencia convivió con parte de la élite del deporte español de aquella época, como los regatistas hermanos Doreste Blanco, entre otros. Al finalizar sus estudios, siempre con la presión de retirarle la beca en caso de recibir algún suspenso, le propusieron formar parte del equipo técnico de la Federación Catalana de Tenis, con sede en el Club de Polo de Barcelona, en la que tuvo como alumno destacado a Emilio Sánchez Vicario. También contribuyó a que el propio INEF catalán crease posteriormente la especialidad de Tenis en su plan de estudios, cuyo principal mentor era el entonces profesor Joaquim Moure.      

Superada su etapa formativa con su Maestría en Fútbol y cumplidas sus obligaciones militares en un cuartel de montaña en Espinosa de los Monteros (Burgos), regresa a su tierra natal para presentar su curriculum en los dos institutos de su localidad y trabajar como profesor de enseñanzas especiales, pues tal era la consideración que tenía por entonces la Educación Física, que no era reconocida ni académica ni salarialmente (cobraban 1/3 que el resto del profesorado) como el resto de asignaturas. Por afinidad y debido al reciente traslado voluntario de uno de sus antecesores, José Luis Bonilla, logra formar parte de la plantilla del Instituto “Miguel de Cervantes” en la que ha permanecido 35 años hasta su jubilación en 2016. Puede decirse que ha sido su casa de toda la vida.      

Por su condición de coetáneo son muchos los juegos, actividades y vivencias que hemos podido compartir como hijos de una época y en una población concreta: rulete, bolas, pídola, talita, trepa de árboles, etc., aunque la distinta influencia familiar y otras procedentes del entorno social hagan que cada cual las procese de manera diferente, de ahí que Fernando recuerde todos esos escarceos lúdicos, callejeros y espontáneos como los cimientos de los patrones motores que formaron su estilo. Luego vinieron el fútbol local, formando parte del Black Band de Félix Valdepeñas y también apareció el tenis, y con él una cadena de vicisitudes que fueron configurando al que, hasta hoy, podemos calificar como el mejor tenista alcazareño de la historia.      

El tenis conocido se remonta en nuestra localidad de Alcázar de San Juan a las prácticas que un grupo de pioneros aficionados llevaron a cabo alrededor de 1940 en un campo de tierra que existía en los terrenos que después ocupó la piscina Marcris, propiedad de la familia Sainz. Según relata el colaborador de Lanza, Vicente Galán del Olmo, en un valioso artículo publicado en dicho periódico el martes 30 de octubre de 1984: “los jugadores alcazareños Joaquín Domínguez, Antonino Cabanas, Pablo Fernández y Fernando Campillo, se trasladaban a Campo de Criptana para jugar en la pista de tierra que poseía Don Fernando Alarcón, cuya hija Rosina, destacó como figura y llegó a ser campeona nacional de Educación y Descanso para pasar al Club de Tenis Alicante como jugadora y entrenadora”.      

Hasta mitad de los años sesenta del siglo XX no reaparece la práctica tenística en Alcázar gracias a la construcción de otra pista por parte de Miguel Bravo, dueño del Hotel Barataria y aficionado al deporte de la raqueta junto a otros amigos, entre los que se encontraban también los ya mencionados en el anterior etapa.      

En 1972 se organiza el Club de Tenis Alcázar en terrenos cedidos por el Ayuntamiento para 50 años dentro de lo que se conoce como Complejo Polideportivo Municipal y que constaban de dos pistas de asfalto y una zona de vestuarios. El primer presidente fue Antonino Cabanas, después le sucedieron José Ferrer, Ricardo Razola y Miguel Monteagudo. En 1976 el Club cuenta con 40 socios y a partir de ese momento, la organización de diversos torneos y nuevas estructuras competitivas van consolidando la práctica de este deporte hasta ir alcanzando las cotas de difusión y popularidad con las que hoy cuenta.      

Es precisamente en estos años cuando irrumpe en los escenarios tenísticos Fernando Marín, que, una vez superadas las etapas de autoaprendizaje, con el descubrimiento de una pista marcada con tiza en una de las desérticas avenidas del Polígono Alces, con una cuerda entre dos bicicletas como improvisada red, unas pelotas ennegrecidas por el color de la goma carente del pelo que las envolvía en su origen y unos límites que obligaban a penosas carreras para su recogida, cada vez que se golpeaba hacia fuera, decide apuntarse a un trofeo de tenis en la única pista municipal recién creada, con motivo de la Feria de la localidad alcazareña y en la que se topó como rival con Esteban Tejera, al que siempre recuerda como el primero de sus competidores, llegando, como quien no quiere la cosa, hasta la final en la que se enfrenta a Pedro Bosch, que le derrota al mejor de cinco sets. Sin embargo, de esa derrota inicial nació un contacto y una amistad con su rival que le permitieron dar un salto inesperado en su formación tenística y en sus aspiraciones hacia un deporte que hasta entonces había practicado como uno de tantos juegos o divertimentos que descubríamos los jóvenes de esa época, a los que ya empezó a sonarnos la figura de Manolo Santana, que fue el primer gran mito en España de esta especialidad.      

Fernando Marín pasó a ser miembro del Club de Tenis INTOMA (Industrial Tocinera Manchega), fundado en 1971 por la familia Bosch, comenzando a participar y a ganar numerosos torneos tanto locales como provinciales. Así en 1974 se proclama vencedor de la I Liga Local de Tenis y participa por vez primera en un torneo provincial organizado por el G.E. Calvo Sotelo de Puertollano, que luego ganó individualmente en 1975. De esa misma temporada conviene destacar las palabras que le dedica el corresponsal de “Lanza” el día 26 de Marzo de 1975: “Hemos visto a Fernando Marín, con su característica sencillez, sin protestar ninguna vez erróneas decisiones arbitrales, con una furia de sangre española, hizo un primer set que dejó perplejo al magnífico campeón Fuentes con un rotundo 6 – 2 …”      

También en 1975 repite victoria en la II Liga Liga Local, llegando en 1976 a proclamarse Campeón Provincial Absoluto. Este galardón lo consigue nuevamente en los años 1979, al vencer en la final a Carlos Asensio y en 1982 venciendo a Enrique Peña en Daimiel. De la final del año 1979, cuando Fernando contaba con 23 años de edad, también el periodista de “Lanza” escribe una crónica que es todo un mosaico de características que definen perfectamente la calidad humana y tenística del mismo. Así comenta: “En la final de simples compitieron Carlos Asensio de Ciudad Real y Fernando Marín del C. T. Intoma de Alcázar de San Juan. La victoria fue aplastante por parte del alcazareño por un 6 – 2 y 6 – 0. Asensio ha tenido que reconocer que ante Marín no se puede. Pletórico de facultades físicas, acierto en sus devoluciones y duro en los lanzamientos al fondo de la pista y raseando casi siempre la bola… Si no se lesiona, ni desfallece, durante este verano, prepárense los contrincantes que tengan que enfrentarse con Marín, que va a barrer llevándose todos los campeonatos provinciales que se celebren como ya lo hizo el año pasado”.      

En el año 1984, el tenis en Alcázar logra dar un impulso importante en número de licencias y practicantes. Los socios del Club ascienden a 86, se construyen dos nuevas pistas y se crea la Escuela Municipal de Tenis que es dirigida por Santiago Cruz y Miguel Monteagudo. Ese mismo año consigue proclamarse Campeón del Master Provincial de Dobles formando pareja con Pedro Bosch.      

Tras un paréntesis de varios años, vuelve a proclamarse campeón provincial absoluto en los años 1987 y 1988 cuando lo consigue por 6ª vez y última en su palmarés venciendo en la final a Antonio Lucas en las pistas del C.T. de Manzanares. Ese mismo año se le entrega el trofeo como mejor jugador y también en Lanza se escriben sobre su figura palabras tan elocuentes como estas: “los que conocemos a Fernando Marín sabemos que su tesón, su espíritu de sacrificio y voluntad no se lo regala nadie, además de ser un deportista íntegro y noble. Para llegar a la final tuvo que superar a Melquiades Ocaña, Oscar Angulo, José Romero y Julio Cruz, todos ellos jugadores de contrastada categoría”.      

Es en 1989 cuando las fuerzas físicas ya no le permiten mantener la capacidad competitiva para estar al máximo nivel de sus posibilidades y cuando cede el protagonismo del grupo a Julio Cruz, que se convierte en el nuevo ganador local de la Liga y en número uno del equipo alcazareño. Fernando Marín pasa a otro plano en su vinculación deportiva y se centra en la docencia de cursos, especialmente de preparación de entrenadores de fútbol haciendo equipo con Ginés Meléndez, actual director de la Escuela Nacional de Entrenadores, así como en la docencia propia de la materia de Educación Física en la enseñanza secundaria de su localidad y en el Instituto que le vio crecer. Formó un tándem histórico con José Luis Pinar Lorente, del que suele decir que le puso las pilas en cuanto a motivación y espíritu de superación se refiere, y en el que encontró no solo a un buen profesional de su especialidad sino a una gran persona con la que ha compartido gran parte de su ejercicio. Una trayectoria que le ha hecho merecedor de que el gimnasio del centro lleve su nombre en una placa situada a la entrada de dicho edificio con la leyenda: “Pabellón Fernando Marín. Docente que dignificó la cultura física y deportiva de varias generaciones en este instituto.5 de Abril de 2017” y como quiera que estas líneas son idea de quien escribe esta semblanza, que además de conocerlo lo tuvo también de compañero, valgan como broche de la misma.      

Por último, y como colofón de estas líneas, comentar que el pasado 20 de Octubre de 2017, Fernando Marín recibió de manos de Manuel Delgado Meco, otro ilustre alcazareño de la Educación Física y el Deporte, el Premio al Mérito Deportivo por su trayectoria durante su dilatado ejercicio como deportista y como docente especialista, en una Gala celebrada en el Teatro Auditorio Municipal de Alcázar de San Juan, junto a otros destacados deportistas de nuestra localidad.      

Justo López Carreño.
Diciembre de 2017

ALGUNAS FUENTES CONSULTADAS
- Archivo particular de fotos de Fernando Marín.
- Archivo particular de fotos de Justo López Carreño
- Testimonios orales de Fernando Marín
- Hemeroteca de Lanza Digital.
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